Berta Juárez Fuentes

Editor’s note: This article first appeared in Midwifery Today, Issue 72, Winter 2004.
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Nota de la Editora: Este artículo fue publicado en inglés en Midwifery Today Issue 72, Winter 2004. Este artículo fue extraído del libro, Voces de las comadronas mayas: Historias orales de la práctica de la partería tradicional de la región de Mam de Guatemala;$25, 164 páginas, límite del espiral, libro en rústica. Se puede conseguirlo del autor a: [email protected].
Foto proporcionada por el autor.

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Berta Juárez Fuentes

Doña Berta Juárez Fuentes es comadrona en San Juan Ostuncalco, departamento de Quetzaltenango. Nació en San Juan en 1966 y ha vivido allí toda la vida. Habla el español fluidamente, así que pude entrevistarla sin traducción. Su carrera de partera comenzó a la edad de 18 años. Su congregación evangélica la escogió para recibir una beca de estudios de un año en un programa de capacitación para parteras con financiamiento particular, dirigido por un médico guatemalteco.

La capacitación comenzó en enero y la madre de doña Berta esperaba un bebé en abril. Le animó mucho a doña Berta al pedirle que fuera su comadrona. Así que con solamente tres meses de capacitación teórica y sin haber jamás visto un parto, tuvo su primera paciente, su misma madre. Dice que para ella como comadrona, el parto no fue difícil.

“Con la ayuda de Dios, todo fue bien y mi hermanita nació con facilidad,” dijo. Sin embargo, al pensarlo después, siempre se asustaba y se preguntaba si el trabajo había estado bien hecho. Cuando los vecinos llegaron con alimentos y para saludar al bebé preguntaron quien fue la partera. Por supuesto al saber que doña Berta fue la comadrona muy pronto las mujeres de la vecindad comenzaron a llamarle para que las atienda el parto.

Doña Berta me explicó que usualmente no prosperan las jóvenes solteras y sin hijos en el trabajo de parteras porque las mujeres no las aceptan. No importa que tengan la capacitación. Se espera que la comadrona haya experimentado ella misma los dolores de parto para poder entender y ayudar a las mujeres. Sin embargo, para Berta fue diferente. Por el hecho de ser su primer paciente su propia madre, rápidamente se ganó la confianza de las otras mujeres de la vecindad. Gracias a Dios que desde el primer parto que atendió comenzó el trabajo con otras mujeres y pudo ganar la confianza de ellas. Con el paso del tiempo ella se casó y ahora tiene tres hijos.

Además del trabajo en la vecindad, doña Berta pasó los primeros dos años después de su capacitación, que incluyó teoría y práctica, trabajando en una clínica privada dirigida por la misma iglesia que la había becado. En ese lugar atendió muchos partos y recibió mucha experiencia. Al salir de allí las mujeres la siguieron buscando porque la conocían y confiaban en ella. Así que no ha dejado de trabajar desde que atendió el parto de la madre.

Después de haber atendido los partos por un tiempo, el ministerio de salud se fijó en ella. La llamaron para tomar un curso adicional para parteras auspiciado por el gobierno para que recibiera el carnét y pudiera trabajar legalmente. Asistió a diario por un mes. Cree que aprendió mucho menos en ese curso que en el primero porque pasaron rápidamente por todos los temas y no hubo oportunidades de práctica. El curso que el gobierno requirió es el mismo al cual asisten casi todas las comadronas de Guatemala.

Lo que doña Berta más aprecia de su trabajo de partería es poder ver la confianza de las mujeres y la manera en que piden a Dios que todo salga bien. Le encanta ver a la familia apoyar a la mujer. Antes de atender un parto, se da el tiempo para orar a Dios para que todo salga bien. También pide por la mujer. A veces toda la familia se une en oración. A doña Berta no le importa la religión de la familia. “La partera tiene que adaptarse a la familia. Les respetamos cualquiera que sea la religión.”

Me explicó doña Berta que su mayor fuerza viene del don que Dios le ha dado. “A veces una está tan cansada y llega una mujer y hay que ayudarla. Si no tuviera el don de Dios, uno no se levantaría por la pereza. Por otro lado, es el trabajo que da fuerza a uno. Es como que la energía de la comunidad le da fuerza. Hay momentos en que uno está tan cansada que no se quiere continuar. Pero después de un descanso de cinco o diez minutos, regresa la energía y se puede volver a salir.”

Doña Berta supone que atiende unos siete u ocho partos al mes, aunque nunca ha contado. Las mujeres llegan a la primera consulta en el tercer o cuarto mes de embarazo. Usualmente llegan una vez por mes hasta el último mes en el que llegan cada quince días. En la visita prenatal se chequea los signos vitales, se buscan señales de pre eclampsia, anemia y otras de peligro, y se habla de la nutrición y el ejercicio. Comenzando con el séptimo mes se ve la posición del bebé y se hacen los ajustes necesarios. Si el bebé está de nalgas, usualmente lo da vuelta sin problemas. Una vez hubo un bebé con las rodillas para afuera y no se quería virar, así que hubo que hacerle cesárea a la madre. Sin embargo, doña Berta ha recibido algunos bebés que sorprendieron con posición parada. Adicional al cuidado prenatal que doña Berta ofrece, les pide a todas las mujeres que vayan al centro de salud por la vacuna contra el tétano, aunque la mayoría no va. Doña Berta jamás ha visto ni oído de un caso de tétano.

Doña Berta está convencida que el fundamento de un buen parto es la buena nutrición que incluye comidas que contienen hierro, como las hojas verdes. Les recomienda a las mujeres que coman mucha fruta y verduras. Para ella la mala nutrición es un problema grande en Guatemala, porque las mujeres comen demasiada comida empaquetada y pastas y no suficiente fruta y verdura. También cree que las mujeres no toman suficiente agua y que la deshidratación es responsable de la gran cantidad de infecciones urinarias que trata. Doña Berta cree que en conjunto con la buena nutrición e hidratación, un buen parto requiere de buen apoyo emocional. A la vez cree que es importante que la mujer misma conozca las señales de peligro para que pueda buscar ayuda si lo necesita.

El papel de la comadrona durante el parto es animar a la mujer y ayudarla si quiere caminar, descansar o lo que sea. Lo más importante es que cuando empiece a pujar, se le ayude a tomar la posición que desee. Puede ser en cuclillas, hincada, o algo diferente. A doña Berta le enseñaron en la capacitación a decirles a las mujeres que se acuesten, pero algunas de las comadronas mayores le enseñaron que es mejor que la mujer escoja la posición que le conviene.

Después del parto doña Berta cuida las señales vitales y una vez estabilizadas, prepara el temascal, el baño tradicional de vapor. Lo más importante del temascal es las hierbas que pone en el agua. Las hierbas que utiliza incluyen eucalipto (Eucalyptus spp.), salvia santa (Verbenaceae), romero (Resemarinus officinalis) y manzanilla (Matricaria courrantiana). Se pone las hierbas a hervir en el agua que hierve sobre el fuego y el vapor llena el temascal. El olor rico y el vapor relajan a los pulmones y el baño con el agua entra los poros y pone nutrientes en la sangre. Junto con el agua de hierbas, parte importante del baño es el famoso jabón negro. “Todas las mujeres lo usan” me explicó doña Berta. “La partera utiliza el jabón negro para el masaje y el baño del cuerpo entero de la mujer, el vientre, la espalda, los brazos, todo. El jabón negro es especial porque es totalmente natural, muy liso y producto de la comunidad. Ellas mismas lo hacen.”

“Hace unos 25 años las mujeres hacían el temascal todos los días durante una semana comenzando el día del parto y después pasando un día en la siguiente semana. Hoy lo hacen menos, unos cuatro o seis baños pasando un día. Es maravilloso, pero también se puede hacer demasiado. Los doctores nos han dicho que el temascal causa malnutrición porque se pierde alimentación en el sudor. Por eso se hace menos ahora. Sin embargo es una práctica muy buena y muy, muy común.”

Doña Berta explicó que si por un acaso hay un desgarro durante el parto, el temascal es maravilloso para sanar la herida. Se sopla el vapor directamente en la herida. De la misma manera se sana la herida de una cesárea y según doña Berta es sumamente útil.

Doña Berta ha visto desgarros solamente cinco veces en los 19 años de práctica. Siempre ha sido con un bebé muy grande, de nueve y media libras o más, y una mujer pequeña. Tres de esos casos eran serios y requirieron puntos. Los otros eran apenas una pequeña rotura. En cualquier caso lava la herida todos los días con agua de hierbas y jabón negro hasta que sane.

Algunas veces las mujeres se quejan mucho de dolor del vientre y de la espalda durante el embarazo. Para esos casos ayuda mucho el masaje. Doña Berta tuesta epazote (Chenopodium ambrosiodes) o cigarro puro en aceite de oliva para el masaje. Las mujeres pueden usar ese mismo aceite para sobarse ellas mismas el vientre en la noche en caso de contracciones falsas.

Problema común y serio que enfrenta doña Berta durante el embarazo es infección urinaria. Está convencida que es la causa de la mayoría de los abortos espontáneos que ocurren y que a su vez la causa de las infecciones es la deshidratación. Cree que las mujeres en Guatemala simplemente no toman suficiente agua pura. Si una se acerca con infección urinaria, doña Berta le pide dejar de comer los irritantes como café, comidas grasosas, y chiles picantes. Le dice que tome abundante agua y que tome te de pelo de maíz. Cree que el tratamiento verdaderamente ayuda, pero que es problemático porque solo lo hacen hasta sentirse mejor, y cuando dejan de hacerlo, la infección regresa y a veces con más fuerza. Si está muy mal, recomienda antibióticos, que se pueden comprar en cualquier farmacia sin receta médica en Guatemala.

Algunos de los problemas más serios con los que brega doña Berta en la práctica son la hemorragia, la placenta retenida, amenaza de aborto, y embarazo fuera del útero. El más común de estos es la hemorragia. “A veces todo va bien durante el parto, pero el peligro viene después. Con la pre eclampsia, ruptura prolongada de las membranas o la mala presentación, hay tiempo para enfrentarlo y tiene solución. Con la hemorragia no hay mucho tiempo y se puede estar lejos del hospital. Gracias a Dios que con la ayuda de los grupos de rescate voluntarios, no ha muerto ninguna mujer.”

En algunas ocasiones los bebés han nacido asfixiados y siempre ha utilizado la respiración de boca a boca. Una vez un bebé nació “muerto” y ella pudo revivirlo después de cinco minutos de trabajo. “¡Qué susto!” dijo de esa experiencia. “En el momento de nacer se hace lo que se tiene que hacer. Lo importante es que vivan la madre y el bebé y se hace lo que eso requiera.”

Doña Berta ha tenido dos experiencias más de la muerte del bebé antes de nacer. Los dos se habían atrasado dos semanas y medio. Fueron experiencias de las que aprendió mucho. Ahora, si la mujer se demora más de quince días, la refiere al hospital. Encuentra que esto pasa cuando la mujer ha dado a luz muchas veces y quizás está cansado el útero y ya no quiere trabajar. En general doña Berta rara vez tiene que referir al hospital.

Algo que le ayuda mucho a doña Berta a pasar por las experiencias difíciles es el repaso de los casos con las otras comadronas. Es miembro de un grupo local de comadronas que se reúne con regularidad. A la vez que se reúne con las comadronas de su área, también se reúne a nivel nacional. Las comadronas de Guatemala tienen su propia organización llamada la Asociación Nacional de Comadronas de Guatemala. Si pasa alguna desgracia, la comadrona puede pedir que las compañeras le ayuden a entender mejor la situación y si hay algo que hubiera podido hacer de otra manera. Estos grupos le han dado la oportunidad a doña Berta de enseñar a las comadronas más jóvenes y aprender de las mayores. Es por medio de estas organizaciones que doña Berta aprendió de las comadronas mayores a hacer el masaje, utilizar las hierbas, y permitir que las mujeres escojan la posición para dar a luz.

Doña Berta ama el trabajo con las hierbas y su hierba favorita para el parto es la milenrama (Achillea spp.). Recomienda una tasa diaria de te de milenrama para reducir y normalizar la menstruación. La milenrama puede calmar las contracciones falsas de parto si se toma de noche antes de dormir. A doña Berta le gusta dar el te inmediatamente después del parto para reducir la hemorragia y los dolores. También usa la pimpinela (Poterium sanguisorba) de la misma manera que la milenrama. La pimpinela es una hierba oxitócica, o sea que ayuda a fortalecer las contracciones. Utiliza las dos juntas o intercambiadas.

Aunque respeta mucho las plantas medicinales, doña Berta nota que disminuye el uso entre la población que sirve. Cuando le pregunté porqué la gente deja las hierbas medicinales, respondió, “La mayoría de las personas ya no ocupan las hierbas. Se demoran más que la medicina química. Hay que preparar y tomarlas a diario. La medicina natural es más lenta, pero más segura. No da resultados inmediatos y la preparación es más trabajosa. También la medicina química está más disponible. Todo ha cambiado mucho por las promociones de venta. Es también por lo rápido que funcionan. La gente quiere resultados rápidos. Valoran más lo que cuesta más.” Para doña Berta es muy importante valorar más a la medicina natural. “Se debe ocupar primero a la medicina natural, si la situación no es seria, y la medicina química en segundo lugar.”

Para doña Berta, los conocimientos y la práctica de la medicina natural es el área más importante que quiere desarrollar en su práctica de partería. “Queremos conocer mejor las plantas. En Guatemala tenemos gran riqueza de hierbas medicinales, pero no sabemos cosechar ni usarla. Necesitamos saber como recoger las semillas y sembrarlas, cuidar las plantas, y procesarlas de manera que no se pudran. Para nosotros es sumamente importante cosechar lo que tenemos y beneficiarnos de los recursos que tenemos. Hay mucho, pero sin el conocimiento, no podemos utilizarlo.” Doña Berta dijo que la información sobre las hierbas medicinales en uso hoy en día, ha sido transmitido por boca de los ancianos.

Doña Berta es tesorera de la Asociación Nacional de Comadronas del Área Mam (ACAM) y ha tenido la oportunidad de viajar a los Estados Unidos varias veces en conjunto con la presidenta de la misma organización, Antonina Sánchez, para asistir a conferencias. Esos viajes afectaron profundamente su auto reconocimiento como comadrona. “El primer viaje a los Estados Unidos me sorprendió mucho. A veces aquí nos avergonzamos de ser parteras porque hemos escuchado que la partera es lo que menos importa y que no sabemos nada. Eso nos dicen los doctores, no la comunidad. Siempre queríamos esconder nuestro trabajo para que no se dieran cuenta de lo que hacíamos. La verdad es que cuando llegamos a los Estados Unidos nos dimos cuenta que ser comadrona es una profesión maravillosa y que existe en todo el mundo.”

“Desde entonces nos dijimos que vamos a practicar abiertamente. Talvez en algún momento tendríamos miedo porque nos iban a regañar por este trabajo de algún lado. Pero el viaje a los Estados Unidos fue una experiencia enorme para nosotras. Nos dimos cuenta que nuestro trabajo aquí es igual que en otros lugares. Nos dimos cuenta que sí, debemos existir y hacer este lindo trabajo. De alguna manera, trabajamos más que los doctores, porque cuidamos a la madre y al bebé, sin asistentes. El médico cuida solamente a la madre y otra persona se encarga del bebé. La experiencia en los Estados Unidos nos dio valor para hablar con los doctores, y tener voz para decir que sí podemos hacer este trabajo. Estar con las comadronas en los Estados Unidos gracias a MANA (Midwives Alliance of North America) fue un apoyo enorme. Antes de ir a los Estados Unidos creíamos que éramos las únicas comadronas. Ahora sabemos que hay parteras en todo lugar y que todas tenemos el mismo problema, la misma lucha. Queremos que los médicos y los gobiernos nos valoren y nos pongan atención. Queremos la oportunidad de trabajar libre e independientemente y queremos que los gobiernos nos apoyen.”

“No hace mucho que nos hemos organizado más y hemos tenido la oportunidad que hablar con los doctores. Sin embargo, todavía nos relacionamos muy poco. Cambian cada 3 o 4 meses. Llegan al hospital en Xela para especializarse, y se van y llega otro grupo. Algunos nos apoyan y otros no. Ahora el grupo de comadronas tiene una coordinadora que nos representa. Ella va a las reuniones médicas en las que hablan sobre los pacientes. Está allí para hablar por nosotras en las reuniones si es que dicen ‘Tal y tal paciente fue manipulada por tal y tal partera’ por ejemplo. Tenemos una representante de cada municipio que le informa a la coordinadora de los casos importantes. Así la coordinadora nos puede defender porque ya conoce el caso.”

Al terminar la entrevista doña Berta compartió unas perlas de sabiduría. “Me gustaría decirles a todas las parteras del mundo que tenemos que luchar por nuestros derechos y organizarnos. Debemos seguir adelante. Todas sabemos que podemos hacer el trabajo y debemos pedirle a Dios que nos de más sabiduría y fuerza para preparar más comadronas para el futuro. No sabemos hasta cuándo vamos a vivir. El reto es preparar más parteras para que sean comadronas tradicionales y sigan las tradiciones y costumbres de cada comunidad del mundo. Si continuamos la lucha y trabajamos juntas, lograremos la meta de trabajar libremente y continuar nuestras tradiciones. Y que Dios ayude a todas las comadronas del mundo a continuar su trabajo.”

About Author: Sarah Proechel

Sarah Proechel es una estudiante de la partería y la medicina de hierbas. Vive en Nueva York en la valle de Hudson con su esposo y dos hijos hermosos, Leo (10) y Eliot (2). Sarah tiene una pasión para la partería indigena y tradicional and encantaría ver muchos puentes construidos de amor y entender entre las parteras del norte industrializado y las culturas tradicionales de Latinoamerica. Su libro, Voces de las Comadronas Mayas: Historias de Parteras del area Mam de Guatemala fue publicado en 2005 y se lo puede conseguir en www.lulu.com/mayamidwives. Pronto lo va a publicar en español también. Se puede contactar Sarah en [email protected].

Sarah Proechel is a doula, herbalist and student of midwifery. She graduated from Goddard College in 2004 with a degree in Health Arts and Sciences and a focus on midwifery and herbal medicine. Sarah lives in upstate New York with her husband Rick and her sons Leo, nine, and Eliot, one.

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